Llegó por detrás, puso el revólver en la cabeza de la víctima y disparó. Fue suficiente una sola bala para dejar en estado crítico al vendedor de tamales anoche frente al supermercado Bodega Aurrera de la avenida 11. Eran las 8:30 de la noche. El local, la parada de autobús y el estacionamiento estaban llenos de gente. Al escuchar la detonación, corrieron y se resguardaron en las instalaciones de la tienda. En el suelo quedó el cuerpo del sexto baleado en los últimos tres meses.
Los paramédicos de la Cruz Roja intervinieron cinco minutos después del atentado contra la vida de Fermín Castillo Moreno, un comerciante de 50 años, que llevaba años vendiendo tamales en el mismo lugar, la privada de la avenida 11 y calle 17 de la colonia Benito Juárez. Los socorristas, rodeados por más de 30 personas y 7 elementos de la Policía Estatal que acordonaron el área, estabilizaron a la víctima, que todavía estaba consciente para llegar al Hospital General Córdoba, donde fue ingresado al área de urgencias y donde aún permanecía con vida hasta el cierre de la edición.
Según testigos, Fermín se encontraba vendiendo tamales acompañado de su esposa, Julia Domínguez Hernández, de 56 años, y su hija, de 14. Estaban parados en la banqueta, donde tenían su puesto. Un sujeto de entre 25 y 28 años que vestía pantalón de mezclilla azul, suéter verde y gorra del mismo color, se acercó hasta en tres ocasiones al puesto. Todo parecía normal, pero el agresor sacó un arma y disparó a la altura de la sien de Fermín.
"Era chaparro, se notaba sospechoso. Dio como tres vueltas donde estaba el vendedor. Mi hermano y yo vimos cómo se acercó en dos pasos y accionó su arma", afirmó ante los estatales una cliente de 28 años.
Al lado de la víctima estaba su esposa y su hija, todos vecinos de la colonia Márquez Hoyos. Según Julia, no notó la presencia del homicida hasta escuchar el disparo.
Sin problemas
La hija sí vio llegar un auto negro que paró a unos cinco metros del puesto. Minutos después escuchó el disparo, observó a su padre ensangrentado en el suelo y al asesino correr hacia el estacionamiento. Sólo llevaba una gorra; el rostro estaba descubierto.
"Él no tenía problemas con nadie. No sé por qué lo atacaron", explicó Julia, que se abrazaba a su hija entre llantos.
El ataque se produjo en una hora donde los negocios y la calle estaban llenos de gente después del horario rutinario de trabajo.
Decenas de personas escucharon la detonación y corrieron para resguardarse. El supermercado cerró sus cortinas de seguridad con los clientes en el interior. Después de hora y media, los sacaron por un costado del local.
El lugar fue acordonado por elementos de la Marina y la Policía Ministerial que se apoyaron en las diligencias de los Servicios Periciales y el fiscal del Ministerio Público. La perito revisó la escena durante 20 minutos, pero no encontró ningún casquillo.
Levantó las pertenencias de la víctima del lugar: monedas, una cartera y una bolsa de tela. "Tenemos que esperar los resultados médicos para saber qué tipo de arma lo hirió. Seguiremos buscando... Hasta ahora no hay nada", comentó la empleada de la PGJ.
Con el de ayer, suman seis baleados en pleno centro de la ciudad en los últimos tres meses. Todos fueron asesinados bajo el mismo modus operandi y hasta el momento hay un sólo detenido inculpado por uno de los homicidios.
ESTADO CRÍTICO
II Al cierre de la edición, la víctima estaba con vida en el Hospital General de Córdoba aunque grave. La bala (al parecer calibre 22) entró por el parietal derecho, salió por la mejilla y se metió en la clavícula, según reportes médicos.
LLEGAN LOS PERITOS
BUSCAN CASQUILLOS
A partir de las primeras observacio- nes periciales se presume que el dis- paro se dio con un revólver que no dejó cartuchos percutidos en la zona. Mientras peritos buscaban indicios, la esposa de Fermín (foto abajo dere- cha) hablaba con los policías.
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