Eran las 4:10 de la tarde. El franelero se "congeló" en la calle 3, entre avenidas 1 y 2, en pleno centro, cuando un desconocido apuntó con una pistola calibre .45 y le disparó en el pecho y en el abdomen. Las dos balas lo dejaron en estado crítico, tirado a un lado del bar Victoria, frente al desaparecido bar Sport Club, donde un hombre fue asesinado en agosto de 2014.
Cinco minutos después del atentado intervinieron los paramédicos, quienes atendieron a Fernando Solís Sorcia, un franelero, de 35 años de edad, vecino de la colonia San Pedro, que laboraba cuidando vehículos en esa zona.
Mientras 20 personas intentaban saber lo que había sucedido, el lugar era custodiado por cinco oficiales de la Policía Estatal, de proximidad ciudadana, precisamente quienes cuidan el Centro Histórico.
Paralelamente, los socorristas intentaban estabilizar a la víctima. Cuando fue llevado a la Cruz Roja todavía estaba consciente, segundos después fue trasladado al Hospital General de Córdoba, donde hasta el cierre de edición aún permanecía con vida.
Paralelamente, los socorristas intentaban estabilizar a la víctima. Cuando fue llevado a la Cruz Roja todavía estaba consciente, segundos después fue trasladado al Hospital General de Córdoba, donde hasta el cierre de edición aún permanecía con vida.
Según testigos, Fernando había terminado de limpiar un automóvil estacionado frente al bar. Tenía en sus manos unas pepitas que acababa de comprar a un vendedor ambulante. Se sentó en su cubeta, la cual tenía poca agua y una franela, ahí empezó a degustar la botana. De pronto, un sujeto alto, delgado, moreno claro, cuya edad oscila entre 20 y 25 años, con gorra negra y que vestía un pantalón de mezclilla azul, se acercó y disparó su arma en dos ocasiones.
"Era alto. Estaba leyendo el periódico cuando escuché dos detonaciones", relató un testigo, quien dice haber salido corriendo cuando escuchó los disparos.
"¡Llama al doctor, llama al doctor!", gritaba el herido, mientras el suelo se llenaba de sangre. Llegaron dos policías y junto con otro hombre le colocaron vendas para evitar que se desangrara. Otras personas, con su celular, solicitaron la ayuda de los paramédicos de la Cruz Roja para atender a Solís Sorcía, originario de Zongolica, pero con domicilio actual en la colonia San Pedro. Al cierre de la edición, los médicos luchaban por salvarle la vida.
Mientras tanto, la calle 3 fue cerrada por policías estatales y tres camionetas de la Policía Ministerial, cuyos agentes cuestionaron a los testigos para obtener detalles.
Con cinta amarilla cerraron el paso, y las personas que intentaban caminar por la calle eran desviadas.
Más tarde llegó personal de Servicios Periciales. Por media hora los peritos realizaron la investigación de campo, recogieron el único casquillo percutido que encontraron y después se retiraron. El agresor, dicen, corrió hacia la ex vía del Huatusquito.
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